En la primera parte de este tema hablamos de la importancias del ácido fólico y del hierro. Continuando con el tema de la suplementación alimentaria de las mujeres antes y durante el embarazo, seguimos hablando de algunos nutrientes que se suelen complementar a las embarazadas.
Durante el embarazo la forma de utilizar el calcio por la mujer embarazada sufre aliteraciones, ya que la concentración total de calcio desciende de forma fisiológica debido a la hipoalbuminemia, mientras que el calcio libre ionizado no varía.
Durante el embarazo existe un aumento de las necesidades de calcio pues es un mineral esencial para el crecimiento y desarrollo del feto, a través de la placenta produce una formula activa de vitamina D, que incrementa la absorción intestinal materna de calcio, a la vez que tiene lugar en ella un transporte activo de calcio.
Durante los primeros 6 meses de embarazo, las necesidades de calcio (600-800 mg/día) a menudo son satisfechas con la alimentación normal. Esto es debido a la duplicación de la absorción intestinal y a la movilidad de calcio desde el esqueleto, sobre todo a nivel de las caderas y las vértebras. Sin embargo, las necesidades en el último trimestre son mayores: 1.200-1.500 mg/día. Sólo el feto necesita 30-35 g de calcio.
Por tanto, es necesario aumentar el consumo de leche y derivados como el queso y el yogur.
Se recomienda que las cantidades diarias de estos alimentos sean 2 vasos de leche, 1 yogur y 30-40 g de queso fresco.
En el caso de las madres con intolerancia a la lactosa se debe aconsejar el consumo de derivados lácteos con bajo contenido en lactosa o de alimentos con alto contenido en calcio y bajo en lactosa, como semillas, nueces, espinacas, brécol, coles de Bruselas y alimentos fortificados con calcio, como cereales y jugos de frutas.
Debemos recordar que, el calcio interfiere con la absorción del hierro, por lo que los suplementos de hierro y calcio no se deben ser consumidos al mismo tiempo.
Un aporte insuficiente de calcio produce calambres, lumbalgias y osteomalacia en la madre y tiene efectos en la dentición y todo el esqueleto del feto.
El consumo adecuado de calcio reduce el riesgo de que se desarrollen trastornos hipertensivos del embarazo:
- hipertensión inducida por la gestación,
- preeclampsia y
- eclampsia.
Por otro lado, parece claro que los suplementos de calcio durante el embarazo para las mujeres con una ingesta deficiente en calcio es una estrategia preventiva prometedora para la preeclampsia. Debemos recordar que la absorción de calcio necesita que haya un aporte adecuado de vitamina D.
La vitamina D una de sus funciones es la correcta eliminación así como el depósito de calcio en los huesos. En elevadas cantidades causan resorción de hueso, mientras que cantidades más pequeñas promueven la calcificación ósea. Se recomienda el consumo diario de 10 mg (200 UI) de vitamina D durante el embarazo asumiendo que la mayor cantidad de este nutriente procede de la exposición a la luz solar.
Las fuentes dietéticas de vitamina D incluyen:
- especies de peces grasos, tales como salmón, caballa, atún, etc., y
- el huevo.
Es después del hierro un mineral esencial para el ser humano. Se encuentra en las proteínas de los animales como en la carne de cerdo y pescado, las nueces, las legumbres etc.
Dependiendo de si el déficit de zinc es moderado o grave se podrán desarrollar unas patologías u otras. Existe un mayor riesgo de rotura prematura de membranas y de parto prematuro en una deficiencia moderada y, malformaciones congénitas como:
- defectos cardíacos,
- urológicos,
- esqueléticos,
- neurológicos y
- en el paladar, asociados a un déficit grave.
Son ácidos grasos esenciales poliinsaturados que se encuentran en alta proporción en alimentos como el pescado azul y algunas fuentes vegetales como las semillas de lino, la semilla de chia, las nueces etc.
A partir de estos ácidos se sintetizan otros compuestos de cadena larga que participan en el desarrollo neonatal, más concretamente en la formación del sistema nervioso. El predominante es el ácido araquidónico.
Varios estudios ratifican que el aumento en la ingesta de ácido graso omega 3 aumenta el peso del recién nacido, disminuye el riesgo de parto pretérmino y de desarrollar hipertensión y produce un mayor desarrollo de la función visual y del sistema nervioso.
Durante la gestación disminuyen los niveles de ácidos grasos esenciales, la cantidad diaria recomendada son 200 mg al día, pero lo que se aconseja a las embarazadas es el consumo de pescado 1 o 2 veces por semana.
En cualquier caso la suplementación dependera del estado Nutricional de la madre. En el siguiente artículo seguiremos hablando de otros elementos que son esenciales para mantener un embarazo optimo.
Recuerden que este artículo es orientativo, nunca sustituye la consulta con su nutricionista.