La Justicia nos ayuda a ver que nuestra vida no es tan injusta como pensamos. Y si lo fuera, puede que hayamos sido nosotros quienes la hemos condenado a serlo.
En nuestras vidas nos vemos obligados a tomar decisiones muy difíciles, no siempre acertadas. Y es bien sabido que estas decisiones forman parte de la base para que se desarrollen las cosas buenas y las malas. Es necesario saber cuales son los pasos a dar en la vida, y como resultan estos.
La Justicia no tiene nunca un fin práctico; ella es la virtud en sí, la felicidad de uno mismo y de los demás.
Si no me equivoco, el aspecto de la vida que más te molesta es su injusticia. El estado de cosas que tiene lugar en tu vida no satisface tus expectativas.
Como dijo Dyer:» Si el mundo estuviera organizado de modo que todo tuviera que ser justo, ninguna criatura viva podría sobrevivir durante un día. A los pájaros se les prohibiría comer gusanos y habría que estar al servicio del interés propio de cada cual.
No se puede derrotar al mal con el bien, ni creer que el mal puede hacerse desaparecer con este último; por mucho que te empeñes en convencerlo, persistirá. Aunque aborrezcamos lo que ocurra, habría que reconocer su carácter imprescindible e ineludible y aprender a convivir con él
El sentido auténtico de la justicia es soportar las adversidades con serenidad, sin quejarse ni pensar que el mundo es malo. Cada uno tiene el destino que merece.
El mundo esta hecho de modo que nadie puede dar lo que no tiene.
La vida es un constante luchar cada día, el poder seguir adelante y no rendirse es lo que nos hace ser mejores personas.
En el momento más oscuro, la luz se encenderá y en una situación terrible siempre habrá algunos que te ayuden.