Nuestras decisiones tiene mucho poder, y es básicamente porque son «nuestras» y de nadie más.
La decisión es una escalera al cielo. La indecisión es una caída rápida al infierno.
La decisiones a veces pueden parecer que están fuera de nuestra mano. Pero realmente no es así, todas están a nuestro alcance.
Si somos consciente de que tenemos el control de nuestro destino y del futuro, somos capaces de realizar cambios, de sacar fuerzas y valor para todo aquello que nos propongamos hacer.
Recuerda lo que dijo Maimónides: «el riesgo de una decisión equivocada es preferible al terror de la indecisión»