Beneficios del desayuno: Hay una frase que dice: «Desayunar como un rey, almorzar como un príncipe y cenar como un mendigo»: ¿Mito o realidad?
En el fascinante mundo de la nutrición, las creencias sobre el momento adecuado para consumir nuestras comidas han existido desde tiempos inmemorables.
Uno de los dichos más conocidos es el que propone «desayunar como un rey, almorzar como un príncipe y cenar como un mendigo», argumentando que esta estrategia podría optimizar la pérdida de peso al acelerar el metabolismo.
Sin embargo, un estudio reciente publicado en Cell Metabolism desafía esta noción arraigada.
Desafiando creencias arraigadas
El estudio, liderado por la profesora Alexandra Johnstone del Instituto Rowett de la Universidad de Aberdeen en Escocia, revela que la hora del día en que consumes tu comida más abundante no afecta directamente la forma en que tu cuerpo metaboliza las calorías. ¿Entonces, cuál es la clave?
Resulta que, aunque el metabolismo no varía, las personas que optaron por una comida copiosa en la mañana informaron sentirse menos hambrientas durante el resto del día, lo que podría facilitar la pérdida de peso en la vida cotidiana.
Participantes y resultados
La investigación reclutó a sujetos con sobrepeso u obesidad, dividiéndolos en dos grupos: aquellos que consumían la mayoría de sus calorías en la mañana y los que lo hacían por la noche.
Durante cuatro semanas, cada participante seguía una dieta específica, con un balance de 30% de proteínas, 35% de carbohidratos y 35% de grasas.
Curiosamente, los resultados revelaron que, a pesar de las diferencias en el momento de las comidas, los gastos de energía y la pérdida total de peso eran similares en ambos grupos.
Más allá del metabolismo
La profesora Johnstone destaca la importancia del control subjetivo del apetito, el control glucémico y la composición corporal como factores secundarios en el estudio.
Los participantes que consumieron un desayuno más sustancial reportaron un mejor control del apetito y una sensación de saciedad a lo largo del día.
Estos hallazgos sugieren que, en el mundo real, el momento de la comida puede influir en nuestra capacidad para controlar la ingesta calórica.
Es crucial mencionar que, si bien este estudio proporciona información valiosa, se llevó a cabo en condiciones de vida libre en lugar de un entorno de laboratorio. Además, algunas mediciones metabólicas solo se realizaron después del desayuno, no después de la cena.
Limitaciones y desafíos
La profesora Johnstone anticipa futuras investigaciones que se centrarán en cómo el tiempo de las comidas afecta el metabolismo, especialmente en personas que trabajan por turnos.
La variabilidad en los ritmos circadianos podría desencadenar respuestas metabólicas distintas.
En palabras de la profesora, «no hay una dieta que se adapte a todos», y resolver este enigma será el futuro de los estudios dietéticos, aunque reconocer la complejidad del tema es una tarea desafiante.
En resumen,
El antiguo dicho sobre las dietas puede tener un nuevo matiz: mientras que la hora del día no altera directamente el metabolismo, la elección inteligente de la hora de nuestra comida más sustancial podría ser clave para controlar el apetito y facilitar la pérdida de peso en el día a día.
Este estudio desafía mitos arraigados y nos invita a reflexionar sobre la relación entre el tiempo de las comidas y nuestra salud.
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