La diarrea es considerada un síntoma que se caracteriza por la elevación del número de veces que se va defecar o bien por la disminución de su consistencia (líquida).
La diarrea aparece porque en el intestino se ha producido una excitación anormal e intensa, que se manifiestan en hipermotilidad, hipersecreción y menor absorción. Las heces pasas con tal rapidez que no es posible la absorción del líquido y es lo que confiere la falta de consistencia de las heces.
Las diarreas se clasifican según los agentes causales en:
– Funcionales que pueden aparecen en cualquier persona, a la cual los intestinos son expuestos a una acción irritante: ejemplo exceso de consumo de alimento, consumir un alimento en mal estado, la fermentación que provocan ciertos alimentos por una digestión incompleta, una intoxicación incluso puede ocurrir en personas emocionalmente inestables o sensibles.
– Orgánica: en este caso encontramos que existe una lesión en la mucosa intestinal que puede ir acompañada con otras enfermedades del tracto digestivo: enteritis, colitis, tuberculosis, ingestión de veneno, invasión de parásitos. También puede ser producida por deficiencias enzimáticas que alteran la digestión y absorción de los carbohidratos.
También podemos clasificarlas según su aparición:
– Diarreas agudas: que son de aparición repentina y se manifiesta por la expulsión violenta de las heces líquidas, dolores abdominales, debilidad, fiebre y vómito. No son considerables los daños nutricionales cuando la diarrea no dura más de 48 horas, pero una vez pasado este periodo persiste sugiere la presencia de un proceso infeccioso.
– Diarreas crónicas: este tipo de diarreas si son causantes de estados nutricionales deficientes, es debido a que con la rápida velocidad del contenido intestinal no permite la absorción de nutrientes y favorece la pérdida considerable de electrolitos, minerales, vitamina y proteínas que deben ser inmediatamente restituidos.
En cualquier caso las pérdidas de líquido deben ser reemplazadas de inmediato para poder evitar que la persona se deshidrate, sobre todo cuando la diarrea aparece en grupos poblacionales de riesgo: niños, adolescentes, mujeres embarazadas, y personas de la tercera edad.
No es solo aportar agua a las personas con diarrea, también se deben compensar los electrolitos, en especial el potasio, ya que una deficiencia de potasio altera la motilidad intestina, favorece la aparición de anorexia y desencadenar un ciclo de alteraciones intestinales.
Es por ello que en casos de diarrea se recomienda el consumo de bebidas isotónicas, zumos de manzana, té con limón, agua de arroz, agua con limón y azúcar, etc. Es importante que este aporte hídrico se haga en pocas cantidades y con una alta frecuencia.
Si la diarrea se prolonga en el tiempo esto puede traer como consecuencia pérdida de proteínas de los tejidos y de las que encontramos en la sangres. Pero también hay pérdida de grasas, lo que trae una deficiencia no solo en el aporte nutricional sino del aporte de vitaminas liposolubles.
Es por ello que la ingesta de calorías debe cubrir y reparar estas pérdidas. Al igual que la hidratación es importante que se haga en pequeñas fracciones de comidas y aumentar la frecuencia.
También se debe pensar en suplementar con vitaminas al paciente ya que es muy frecuente en las diarreas crónicas, generalmente hay reducción de la síntesis del complejo de vitamina B, ácido fólico y niacina. Debemos considerar la suplementación con hierro ya que los alimentos ricos en hierro, se ven disminuidos en su consumo y también en los casos que se presentan diarreas acompañadas con pérdidas de sangre
En el siguiente artículo hablaremos de las pautas dietéticas a seguir en las dietas para pacientes con diarreas.
Importante:
Este artículo es orientativo, no pretende sustituir la consulta a tu nutricionista:
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