DISFAGIA.
Se conoce como la alteración o la dificultad en el proceso de la deglución, esto implica en una clara limitación para poder hidratarse y alimentarse. En ocasiones este proceso tan sencillo como es hidratarse y alimentarse, para las personas que sufren disfagia puede conllevar a un riesgo de peligro para sus vidas llegando a producir complicaciones respiratorias graves.
La dificultad para deglución puede afectar a cualquiera de sus fases: oral, faríngea y esofágica. Las causas pueden ser
- mecánica que se refieren a resección quirúrgico o alteración de uno o más órganos de la deglución por traumatismo, obstrucción, cáncer o alguna otra enfermedad
- paralítica que es debida a una lesión de la corteza cerebral o alguna lesión de los pares craneales del tronco del encéfalo, en especial del bulbo raquídeo.
Los trastornos de la deglución pueden caracterizarse por debilidad o falta de coordinación en la musculatura de la cavidad oral y la faringe, reduciendo la sensibilidad de la cavidad oral y la faringe por trastornos de los nervios motores y sensitivos que impiden la masticación o la deglución después de alguna lesión neurológica.
El objetivo del tratamiento nutricional consiste en:
- Mantenimiento de la seguridad del paciente.
- Mejorar y/o mantener su estado nutricional
- Y al igual que la alimentación de cualquier persona la satisfación organoléptica.
Los ajustes dietéticos constituyen una parte importante del tratamiento de la disfagia. Después del diagnostico de la disfagia, es importante alimentar de forma adecuada al paciente, mientras se le enseñan pautas terapéutica y compensatorias que permitan enfrentarlo. Es importante mantener el estado nutricional del paciente a pesar de cualquier limitación de la ingesta oral.
La adecuación nutricional de la dieta para los pacientes con disfagia, no es que carezcan de forma intrínseca de nutrientes, la adecuación vendrá dado básicamente por la capacidad que tenga el paciente de consumir por vía oral los alimentos. En muchos casos es necesario la suplementación por vía enteral.
Algunas consideraciones a tomar en cuenta a la hora de planificar la alimentación en la disfagia:
La primera norma a respetar para la alimentación de las disfagias es que solo debe administrarse al paciente aquellos alimentos que puedan masticarse y deglutirse con seguridad
Se deberá evitar sobrecargar al paciente con cantidad de comida
Es preferible que la temperatura de la comida sea templada (temperatura ambiente), levemente sazonados o moderadamente dulces.
Evitar suministrar aquellos alimentos que tengan la propiedad de adherirse al paladar, ya que esto puede ocasionar fatiga al paciente.
Controlar el tamaño de los trozos, que no sean demasiado pequeños ya que pueden perderse dentro de la cavidad bucal y provocar asfixia.
El mayor problema lo presentan los líquidos, aquellos que son poco densos pueden fluir hacia la faringe si desencadenar el reflejo de la deglución, cayendo en la vía aérea vierta. Existen en el mercado gran variedad de espesantes, en principio se consideran tres texturas:
- Néctar: al caer forma un filo hilo, se parece a la textura del zumo de melocotón. Es posible beberla mediante una caña
- Miel: forma gotas gruesas y al caer no mantiene su forma, se parece a la miel, es posible beberla o tomarla con cuchara
- Pudín: es más gruesa, al caer mantiene su forma de bloques, se utiliza cuchara.
Queda contraindicados aquellos productos con doble textura: caldo con fideos o tropezones, gelatinas con frutas, carne picadas con caldo, fruta en almíbar con jugo, y cereales con leche.
El objetivo es suministrar aquellos alimentos que tengan la propiedad de formar un bolo compacto en el interior de la boca, los alimentos que tengan las propiedades de disgregarse (arroz blanco son recomendables.
Para hacer mas jugosos los alimentos se puede añadir salsas, ya que ello facilitará la formación del bolo.
Al igual que en la alimentación normal, se debe buscar que la presentación del plato resulte apetitosa y variada.
Es importantísimo valorar y tratar a cada paciente de forma individual y personalizada.
A la hora de consumir los alimentos, también es muy importante la postura adecuada para evitar el riesgo de asfixia, es preferible que se coloque en un angulo de 90º, con los pies apoyados en el suelo y la cabeza ligeramente inclinada hacia adelante. En pacientes encamados, la cabecera deberá colocarse a 45º, rodillas flexionadas 15º, y el cuerpo y la cabeza, ligeramente inclinados hacia adelante. Y mantener esta postura por lo menos 30 minutos después de cada comida
Otra condición a tomar en cuenta es el ambiente, importantísimo que sea agradable y libre de distracciones. Evitar conversaciones o estímulos que puedan producir risa o llanto.
En el caso de que el tiempo de consumir los alimentos sea superior a 50 – 60 minutos es recomendable fraccionar la toma
No suministrar un nuevo bocado, hasta verificar que se haya tragado el anterior
¿Cuáles pueden ser los alimentos de riesgo o texturas díficiles?
- Alimentos con pieles, grumos, huesitos, tendones, cartílagos, pescados con espinas.
- Alimentos con pieles o semillas: mandarinas, uvas, tomate, higo, guisantes, soja, garbanzos
- Alimentos crujientes y secos que se deshacen en la boca: tostadas, biscotes, galletas, patatas chips, snaks, queso seco, pan.
- Alimentos duros y secos: frutos secos, pan de cereales.
- Alimentos que desprenden agua al morder: melón, sandía, naranja, pera de agua.
- Alimentos fibrosos: espárragos, piña, apio, lechuga
- Alimentos que pueden fundirse en la boca: helados o gelatinas
- Alimentos que se dispersen por la boca: arroz, guisantes, pasta, lentejas, garbanzos, alubias.
- Alimentos pegajosos: plátano, chocolate, miel, pan de molde, caramelos masticables, bollería.
- Alimentos con dobles texturas: sopas con pastas, sopas con trozos de verduras, sopa con tropezones, yogures con trozos de frutas o de cereales, leche con cereales.
Este artículo es orientativo, NO sustituye la consulta con un especialista /Nutricionista