El niño a partir del primer año de edad comienza a mostrar una curiosidad en general sobre su entorno que normalmente se acompaña de un menor interés por los alimentos que se le presentan durante la comida. Comienza a distinguir sabores y textura, y puede rechazar de forma brusca aquellos alimentos que antes le agradaban, por otro lado le gusta sentir y explorar los alimentos con los dedos y comienza a querer comer solo.
A los dos o tres años ya el niño intenta hacer cosas de formas independiente. Son muy frecuentes los atracones, la apetencia y aceptación de los alimentos es muy variable de un dia para otro.
El niño de cuatro a cinco años, está más interesado en jugar que en alimentarse, por lo cual hay que ir detrás del para que coma. En esta edad son grandes imitadores, con lo cual seguirá imitará fácilmente el ejemplo que den sus padres o hermanos. Es muy importante que a la hora de la comida se le preste atención y mucha paciencia.
Esta es la edad del paso progresivo a lo que será su alimentación habitual, hereda los hábitos alimentarios de su familia. De todos es sabido que es en esta edad cuando el niño comienza a rechazar ciertos alimentos. Estos rechazos pueden llegar a ser dramáticos, pues normalmente conllevan a la persona encargada de la alimentación del niño a “engañar” el alimento, incrementando bien con formas de preparaciones (fritos) que incrementan el consumo de grasa o rebozados o agregando azúcares. Todo ello conllevara a que se puedan presentar diferentes afecciones durante la infancia:
– Resfriados, rinofaringitis, sinusitis y bronquitis crónicas debidas a las depresiones del sistema inmunitario
– Alergias alimentarias o respiratorias
– Dependiendo del tipo de anarquía que haya realizado en su alimentación, recordemos que la gran mayoría de los niños no les suele gustar comer frutas, verduras, pescados, leguminosas, y por el contrario los caramelos, galletas, comidas rápidas y dulces son sus preferidas, pueden agravar la aparición de problemas psicológicos, e incluso psiquiátricos.
Las carencias de vitamina D no son infrecuentes en niños a esta edad.
En la práctica además de los principios nutricionales básicos, la aplicación de la vitaminoterapia en dosis adaptada a los niños permiten evitar o atenuar numerosas infecciones, astenias, accesos de mal carácter, e insomnio, problemas dentales y digestivos y en el futuro inadaptaciones y dificultades escolares. Las recomendaciones de suplementación más concretas para este grupo de edad serían:
– Vitamina C: por lo menos unos 100 miligramos dos veces al día.
– Hierro es esencial para elevar la defensa inmunitaria y la resistencia al estrés y la fatiga.
– Cinc: Para los niños alérgicos, depresivos, de piel seca (acompañado de unos miligramos de manganeso)
– Complejo de vitamina B (tiamina, niacina y piridoxina) para los niños que tienen un consumo elevado de azúcares refinados, no ingieren cereales integrales y verduras frescas. Estos niños suelen ser depresivos, suelen estar fatigados, y presentan problemas de eneuresis , problemas de carácter o de personalidad, problemas de sueño, terrores nocturnos y pesadillas.
– Calcio – Magnesio para niños que tienden a ser muy nerviosos, con insomnio, fatigados y sufren de calambres constantes.
– Ácidos grasos Omega 3 que es absolutamente esencial para el desarrollo psicomotor.
Es importante:
- Que durante está edad se desarrollen unos hábitos alimentarios correctos.
- La vitaminoterapia es una ayuda a la alimentación, no por eso se debe permitir que el niño consuma lo que quiera, se le deben inculcar un consumo de alimentos equilibrado y correcto.
